Gabriel Slavinsky

Propaganda Nazi

Propaganda Nazi

La máquina nacionalsocialista y la Segunda Guerra Mundial.

La crisis vivida en Alemania desde la finalización de la Gran Guerra que incluía desocupación, inflación, inseguridad y una economía destruida por el pago de indemnizaciones de guerra, fue el caldo de cultivo que fomentó el sentimiento nacionalista y de resentimiento hacia el exterior.

Sumado a esto, hacia las décadas de 1920 y 1930, el avance de las ideas marxistas – leninistas provenientes desde Rusia comenzó a preocupar al otro líder significativo de la propaganda moderna: Adolfo Hitler. Éste con su llegada al poder en la década de 1930, lleva la propaganda a su máxima evolución en lo que refiere a sistematización, organización y manipulación, utilizándola como un fin en sí mismo y dotándola de un contenido emocional intenso.

Demostrando este interés Hitler escribía en la cárcel : “Habituado a seguir con marcada atención el curso de los acontecimientos políticos, la actividad de la propaganda me había interesado siempre en grado extraordinario. Veía en ella un instrumento que justamente las organizaciones marxistas y socialistas dominaban y empleaban con maestría… pronto debí darme cuenta que la conveniente aplicación del recurso de la propaganda constituía realmente un arte, casi desconocido para los partidos burgueses de entonces” (Hitler, 1923: 87).

Por ello, Hitler, tuvo en cuenta tanto los defectos de la propaganda alemana como los aciertos de la Aliada en la Primera Guerra Mundial para construir su propia propaganda política; decía en Mi Lucha: “aquello que nosotros descuidamos, lo supo explotar el adversario con increíble habilidad y con un sentido del calculo verdaderamente genial. Para mi vida política fue una gran enseñanza la propaganda de guerra del enemigo” (Hitler, 1924: 87). Tanto los británicos como los estadounidenses tuvieron por ese tiempo la iniciativa de organizar comités dedicados la difusión de propaganda.

Cabe destacar que la propaganda fue un instrumento utilizado sistemáticamente como arma, dando lugar en todo su potencial a la llamada guerra psicológica (Marini, 1954), que puede ser descripta como: “la aplicación de propaganda a las necesidades de la guerra total” (Megret, 1959: 79).

CITA:
Propaganda Gubernamental

L= García Beaudoux, V.; D’Adamo, O. y Slavinsky G. (AUTORES), 2011 Propaganda Gubernamental. Tácticas e Iconografías del Poder. Buenos Aires: La Crujía. ISBN 978-987-601-127-3. Págs: 191

La propaganda tocó al máximo de manipulación y mentira con la llegada del nacional socialismo Alemán al poder en manos de Adolfo Hitler. Él decía: “Es un arma… verdaderamente terrible en manos de quien sabe servirse de ella” (1923: 88). El régimen supo valerse de ella y notar que la reiteración lograba como resultado la conocida frase nazi: “miente, miente que algo quedará”… ratificada por los siguientes dichos del ministro de propaganda alemán: “con una repetición suficiente y la comprensión psicológica de las personas implicadas, no sería imposible probar que de hecho un cuadrado es un círculo. Después de todo, ¿qué son un cuadrado y un círculo? Son meras palabras, y las palabras pueden moldearse hasta disfrazar las ideas” (Goebbels).

La propaganda en contra de los Nazis fue muy intensa en afiches, sobre todo en Rusia, país enfrentado al Eje.



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